viernes, 28 de enero de 2011

Amar la trama

Creo que una de las cosas más lindas del año pasado fue haber compartido tiempo con vos.
Aunque nos generaba alguna carga la situación que estaba alrededor de nosotros, encontré que pude disfrutar de tu compañía.
Los momentos más lindos que tuvimos fueron cuando dejábamos de pensar tanto, cuando desechábamos ese racionalismo exagerado y nos permitíamos disfrutar de algo que sentíamos en ese momento. Drexler diría que eso es amar la trama más que el desenlace.
Guardo en mi memoria aquel lunes, un día de cálido sol y viento de lo más refrescante. Como no fuiste a trabajar porque tenías que cumplir con otras tareas, estabas feliz.
Habíamos decidido que te iba a hacer la segunda; así que me levante temprano, me puse una camisa rosa pálido, un sweater blanco, jean oscuro, y los zapatos y el cinturón blanco crudo haciendo juego entre sí.
Mientras llego a tu encuentro, paso por un kiosco y compro un chocolate “Milka”.
Te espero en la puerta donde solíamos vernos semanalmente, pero esta vez era un día diferente.
Al tiempo que vas llegando en remis, recibo un mensaje indicándome que estas retrasada.
Al bajar, te veo hermosa, como acostumbras estar... Camisa blanca, elegante; una chaqueta y pantalón negros. La cartera de hojas, como yo le digo, hace juego con tus chatitas. Cabello arreglado y un make up muy sutil. Perfume delicioso.
Nos abrazamos tímidamente y caminamos unas tres cuadras.
Estamos un poco incómodos, pero al mismo tiempo queríamos estas juntos; aunque nos costó un poco romper el hielo, lo logramos; parecía que teníamos todo bajo control y que seguíamos siendo los viejos amigos que solíamos ser...solo parecía.
Al terminar tus asuntos, decidimos ir a tomar algo, y luego cada uno seguiría su rumbo. Tenías que estudiar y yo también, pero nos debíamos una meeting.
La temperatura aumentaba, aunque seguía presente esa brisa suave, fresca.
Al pasar por la plaza, nos sentamos en un banco, un poco a disfrutar del momento, escuchar los pájaros y sentir el placer de no hacer nada.
Habías decidido no ir a trabajar, ya era tarde y no tenias ganas de seguir cumpliendo gente que no cumple con vos.
Me quito el sweater y nos echamos al pasto para tomar algo de sol.
Te sacas la chaqueta, y desabotonas un poco la camisa luego de doblar las mangas. Seguías muy formal para tomar sol, así que decidís sacarte la camisa. Te disculpas por la musculosa que llevas puesta, como si me importara... te digo nuevamente que tenes ángel, lo sabes pero lo negas con vergüenza.
Después de alguna mirada cómplice, vamos a la tienda de la estación de servicio para tomar algo.
Para mí, agua con gas; para vos Coca...para ambos, helado.
Seguíamos convencidos de poder manejar toda la situación, pero nos engañábamos a nosotros mismos.
Te acompaño a tu casa; camino a ella nos miramos como queriendo decirnos algo, o hacer. Caminabamos de la mano por pocos segundos y luego nos soltabamos, como sin saber que hacer...
Disfruté lo mas que pude esa caminata, creo que vos también. El hecho de saber que no teníamos obligaciones, de que nadie nos miraba, de que la sombra de los arboles nos cubría del sol radiante que había. Que el cielo estaba celeste, como de gala y sin nubes. Nadie lo había planificado de esa forma, pero allí estaba todo para nosotros dos.
Caminas como queriendo dejar tus huellas por donde andas, caminas como quien va acariciando las baldosas. Vamos despacio, como queriendo que el tiempo se detenga allí. Como haciendo música con el sonido de nuestros pasos , que sirva de fondo para la escena romántica.
Paramos bajo un árbol y luego de abrazarnos sucede. No podía tenerte tan cerca y no hacer nada, así que nos besamos. Era algo raro, eso no debía pasar más, era lo que habíamos hablado. De alguna manera somos muy compatibles, existe una química innegable...pero creemos estar a destiempo.
Al llegar a tu casa, me invitas a pasar; ya hacía bastante calor y necesitaba agua. Como sabiendo lo que iba a pasar, trato de despedirte como queriendo no ponerte una vez más en un lugar que pensaba que no querías estar (repito que lo habíamos hablado y no debía pasar más nada entre nosotros) pero me detenes preguntando: ¿ya que vas?
Por dentro sonrió, tampoco quería salir así de tu vida y decido quedarme.
Te acostas en el sofá mirando el techo, yo me siento al lado tuyo, quedas con tu cabeza cerca de mi pierna izquierda. Hablamos de la vida pero evitamos hablar de nosotros; así que conversamos de cosas como trabajo y estudio.
Nos tomamos de las manos y nos decimos muchas veces que nos queremos, pero que no podía ser. Me inclino hacia vos y miro los ojos más lindos que supe ver: "¿Me das un beso?", digo; sólo para no invadirte te pregunto; sin decir nada me regalas tu boca una vez más...
Volvemos a pensar que no es lo mejor, cuando me despido te abrazo y te miro...no podemos hacer lo que decidimos, somos desobediente. Una vez más, nos matamos a besos...olvidamos todo lo que dijimos, creo que en el fondo queríamos que funcione, aunque al parecer no debemos caminar juntos.
Pero no nos importo, como que si no importara que fuera a ser de nosotros, pero nos importaba lo que nos pasaba justo ahí; en ese momento hicimos lo que nos queríamos. Renunciamos a las especulaciones del futuro, aunque volvimos a pensar. Parece que eso nos baja a la realidad...
Ahora sí, me voy; te saludo como de lejos…como sabiendo que no podíamos tentarnos, como reconociendo que esto era algo que escapaba a nuestro control.
Salgo de tu casa, de tu vida...miro atrás, sabiendo que ahora estoy del lado de afuera y que no volveré a cruzar el umbral de tu alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario