miércoles, 11 de enero de 2012

Jugar con los ojos,
mirarse y sonreír como solo los niños pueden,
esquivarse sólo para encontrarse.
Jugar a quererse más de la cuenta...
Es ella perfume de flores cítricas,
sabor a cerezas,
es color del trigo reflejando el sol de la tarde
como si fuera cubierta por sábanas.
Y sus ojos, que supieron tocarle el alma, lo hacen de nuevo.
Y los propios que se perdían en los suyos otra vez,
que le robaban sonrisas,
que hacían salir el sol, la luna y las estrellas.
Jugar en silencio,
mientras dicen más de la cuenta.
Pero ellos no están mas...
Y la fuerza que los junta en tiempo y espacio de manera espaciada,
los separa una vez mas, por mucho tiempo.