lunes, 15 de diciembre de 2014

Mirar sus ojos y ver que le hiciste daño.
Un instante me alcanzó para ver su dolor y la profunda tristeza que sintió.
Jamas pensé que el pasado me podía alcanzar hasta acá.
Solo esas pequeñas lágrimas que quedaron contenidas en sus ojos me dieron a entender que los consejos de Dios nos cuidan a nosotros - y a otros - de nosotros mismos.
Si no tropezaba, le habría ahorrado el momento y la haría sentir la mujer especial que es para mi.
Y aunque Dios restaure, y ella me siga amando, el dolor penetró su alma. Y su dolor fué mi dolor.
Duele hacer doler a quien amás, pero confío en la verdad y en el amor.