sábado, 25 de diciembre de 2010

Cuarenta minutos

Nos cansamos de pensar,
actuamos en consecuencia.
Nos fundimos en un beso,
como queriendo quitarnos la sed.
Sensaciones y pensamientos que quiero recordar las grabo a fuego,
al igual que tu boca, que me marca para siempre.
Me rodeas con tus brazos, como copiando mi gesto hacia vos.
El tiempo se detiene, aunque pasa más rápido...
una eternidad con vos no me conforma, mucho menos cuarenta minutos.
Tú piel tiene el aroma de la tierra húmeda, me gusta sentirlo.
Te recorro sin un mapa, errante, perdido.
Tus ojos se cierran, para mirar más allá.
Hablamos el mismo idioma,
el de los suspiros y resoplos. Nos decimos todo de esa manera.
Me preguntas si te quiero. Pensé que lo sabias...
insisto; no me cansa decirlo. Lo repito, como queriendo que no dudes más.
Carpe diem, racionalismo; deber y querer;
lo bueno, lo malo; los valores propios y extraños.
Todo eso se hace uno, y crea algo que no podemos describir.
Algo te hace reaccinar, no se que es...
-"Estaba ida" . Eso decís mientras tus ojos se abren para ver la oscuridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario