lunes, 14 de marzo de 2011

Y sigue siguiendo...

Volver de nuevo al quilombo de la cuidad, al ese ritmo, que la verdad, odio.
A veces, me gustaría llegar a la parada del bondi y sentarme a leer un libro o a comer chocolates como un tal Forrest Gump; en lugar de correrlo para que no se vaya.
Te vas a los palos de casa y volves de la misma manera; y a cualquier hora.
Si, fuiste a estudiar, todo muy lindo -es la parte que te toca para hacer algo que te guste "cuando seas grande"-, pero no charlaste con nadie, no paraste ni para respirar en paz.
De puta casualidad te cruzas con un amigo y lo despachas como si fuese un testigo de Jehová.
Luchas con las monedas que nunca aparecen, te tragas un plato de comida a la hora que sea, menos en la que deberías, lees una fotocopias borrosas caminando o sobre el colectivo atestado de gente.
Te cagas de hambre toda la tarde, llegas a casa voraz, pero tan cansado que elegís dormir. Te acostas y seguís tan enroscado que te da insomnio. Te levantas muy fisurado, muy....y sigue siguiendo.

Prometo: Antes de morir en el intento de vivir, elijo hacer aunque sea una cosa que me satisfaga al día...Así el día habrá valido la pena.

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